RUTA 95

UTAH, EE.UU

Fotos: TRAVEL ROAD PARTNERS

Una de esas carreteras inolvidables y que en Estados Unidos se catalogan como “Scenic Byways” que se traduciría como “caminos apartados escénicos” por la singularidad de los paisajes por los que discurren, es la Ruta 95 en el estado de Utah entre las localidades de Blanding y Hanksville.

Scenic Byways

La distancia que separa ambas poblaciones es de aproximadamente 126 millas, unos 200 km, siendo Blanding uno de los pueblos (si es que no es el único ) próximo al Monumento Nacional de los Puentes Naturales, una de las muchas joyas que, no por menos conocida que los grandes parques de Utah, el “Big Five” integrado por Zion, Arches, Capitol Reef, Canyonlands y Bryce Canyon, resulta menos interesante su visita y Hanksville es el “núcleo de vida humana” más cercano a ese atrapante y brutal fenómeno de la naturaleza que es el Parque Nacional de los Cañones (Canyonlands) en el sureste del estado.

En esta región vecina a la tierra de los cañones, los lugareños se nos presentaron ávidos de contacto social, posiblemente abrumados por un entorno recio, sobrio, exigente en sus afectos e implacable con las desatenciones, pero de una indudable belleza magnética.

No se puede entender si no que encontrándonos estacionados al borde del inexistente arcén de una vía tan apartada como aislada, consultando el mapa que pudiera sustituir al GPS que hacía un rato que se había declarado en “huelga de brazos caídos” para corroborar que íbamos en la buena dirección hacia la entrada del Parque de los Puentes Naturales, se detuviera completamente a nuestra izquierda un vehículo sin más ocupantes que la mujer de mediana edad que lo conducía, para interesarse si nos encontrábamos en algún apuro.

Analizando fríamente la situación, cualquiera podría pensar (menos la mujer, claro está), que si nosotros dos hubiéramos sido unos indeseables, la que habría pasado a estar en apuros bien podría haber sido la atenta mujer.

Pero no, en un territorio tan indomable como este todos deben ser conscientes de que no hay elemento que pueda generar mayor desconfianza que la naturaleza circundante y reconozco que no sabría valorar si esto es verdaderamente un consuelo. Sobre todo, si en momentos de dificultad no apareciera nadie a auxiliarnos.

Ruta 95

Después de una caminata de unas dos horas por los llamativos puentes naturales, alguno de una belleza asombrosa por su esbeltez, proseguimos nuestra marcha hacia Hanksville, disfrutando de los bloques rocosos, monolitos, cerros, colinas, oteros y cañones , así como del resto del repertorio de formaciones geológicas de las más variopintas apariencias que nos brindaba esta carretera escénica.

Ruta 95
Natural Bridges
Ruta 95

GREEN RIVER, UNO DE LOS AFLUENTES PRINCIPALES DEL río Colorado

GREEN RIVER, UNO DE LOS AFLUENTES PRINCIPALES DEL río Colorado

El río Colorado

Ruta 95

PUENTE METÁLICO SOBRE EL RÍO COLORADO

Hicimos una parada junto al puente metálico que salva el río Colorado para fotografiarlo, asomarnos desde él al curso del agua y disfrutar de la “agradable” temperatura ambiente con que nos recibía el entorno.

Nada te prepara para soportar la bofetada de calor que se siente en el desierto.

Ruta 95

Pero a pesar de la agobiante sensación de estar friéndote en tu propio sudor, la belleza resultaba conmovedora, impasible al paso del tiempo (al menos el nuestro ), eterna.

Hanksville

A nuestra llegada a Hanksville, un pequeño (bien pequeño) oasis de civilización con una población inferior a los 300 habitantes, repusimos nuestras ya inexistentes reservas de agua dando buena cuenta de las nuevas en uno de los pocos establecimientos tan característicos en estos pequeños asentamientos en medio de los grandes espacios americanos ( en este caso la “tierra de los cañones” ), donde tampoco pueden faltar una gasolinera y un motel.

Aun así, se percibía una cierta actividad y trasiego de personas, muchas de ellas con sus embarcaciones de recreo encima de los remolques, para su disfrute en el río Colorado o en sus afluentes, como sensata alternativa a la intrépida aventura que debe suponer adentrarse en los cañones y desentrañar sus recónditos quiebros y cambios de dirección.

RELACIONES FUGACES EN LA TIERRA DE LOS CAÑONES

Nos sentamos a descansar en una especie de murete al pie de la fachada de la tienda en la que nos habíamos aprovisionado y contemplamos despreocupadamente todo el ajetreo a nuestro alrededor, el ir y venir de unos y otros después de haber repostado gasolina o de hacer alguna compra en el establecimiento en cuestión.

Fue entonces cuando de la manera más inesperada, una mujer que iba acompañada de su hija adolescente y del que parecía su novio (de la hija ) nos sonrió abiertamente y con una mirada burlona pero respetuosa que parecía decirlo todo y nada a la vez, entablamos ( sin pronunciar palabra alguna ) lo que podría haber sido el diálogo siguiente:

Qué………¿pasando un rato tranquilos a la sombra?. ¿Disfrutando de la tarde tan buena que se ha quedado?

Pues sí, no somos de por aquí…aunque quizá no haya que aclararlo y ahora seguiremos nuestro camino…….

Es indudable la inocente extrañeza no exenta de simpatía que debimos causar a la mujer, vernos allí en medio de la nada, sin ningún afán concreto ni prisa manifiesta, como si fuéramos parte de ese escenario improbable de la tierra de los cañones.

Quizá nada le hubiera apetecido más en ese instante que iniciar una verdadera conversación con esos dos forasteros en medio de ese gozoso destierro. De ser así, al menos por mi parte habría sido correspondida.