BLUE RIDGE MOUNTAINS,
MONTES APALACHES, EE.UU
ALCANZANDO UN SUEÑO
Si buscas reconectarte con la naturaleza, disfrutar de la belleza escénica, dejar volar la imaginación y experimentar la esencia de los antiguos habitantes de estas tierras, entonces esta región de las Blue Ridge Mountains es tu destino.
Fotos: TRAVEL ROAD PARTNERS
Por cosas del azar y quizás por ello lo disfruté aún más, pude unirme in extremis a esta excursión inolvidable con mis amigos a uno de los lugares más hermosos del continente norteamericano: las Blue Ridge Mountains en los montes Apalaches.
Después de varios viajes que he realizado a diferentes regiones de los Estados Unidos en ninguno he percibido más apego a la tierra que el que los habitantes de estas montañas sienten por ella.
Antes de la llegada de los colonizadores europeos, las Montañas Blue Ridge estaban habitadas por tribus nativas americanas, como los Cherokee, los Catawba, los Siouan y los Creek.
Estas tribus establecieron comunidades a lo largo de las montañas y los valles, y desarrollaron formas de vida adaptadas a los recursos y al entorno de la región y una profunda conexión espiritual con la tierra. Su influencia y legado siguen siendo evidentes en la región.
La llegada de los colonizadores europeos en el siglo XVIII tuvo un impacto significativo en las comunidades nativas americanas de la región.
La colonización trajo consigo conflictos y presión sobre las tierras nativas y a medida que los colonizadores se establecieron en la región, muchas tribus fueron desplazadas.
Hoy día sí se percibe cómo todas las comunidades, tanto las nativas como las de ascendencia europea, contribuyen a la preservación de las tradiciones rurales que han estado arraigadas durante generaciones y se involucran en actividades turísticas, artísticas y comerciales que reflejan la rica historia y naturaleza de estas montañas, manteniendo sus vínculos con la identidad cultural de la región.
Recorrido por las Blue Ridge Mountains
Las Blue Ridge Mountains se extienden por varios estados, desde el norte de Georgia hasta el sur de Pensilvania, atravesando Tennessee, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Virginia y Maryland.
Iniciamos la ruta desde el sur. Tras aterrizar en Atlanta, Georgia y gracias a la pericia al volante y su inmunidad al jet lag, nuestro amigo Javier nos guió hacia la primera parada.
PIGEON FORGE, TENNESSEE
Es una ciudad famosa por su amplia gama de atracciones y entretenimiento, en el que destaca Dollywood, parque temático propiedad de Dolly Parton, la famosa cantante country es muy activa en varias causas sociales.
El parque combina atracciones, espectáculos en vivo y una celebración de la cultura de los Apalaches, convirtiéndolo en un destino muy popular en la región de las Smoky Mountains en Tennessee.
Pigeon Forge fue nuestro punto de partida para explorar el Parque Nacional de las Great Smoky Mountains, el más visitado de todo el país, hasta llegar al Parque Nacional de Shenandoah, atravesando la Blue Riddge Parkway.
BIODIVERSIDAD ARBÓREA
El nombre de Great Smoky Mountains es muy certero. Nombrado Patrimonio Mundial de la UNESCO y Reserva Internacional de la Biosfera, en sus bosques se encuentran más de cien especies de árboles distintas.
Inolvidable la sensación del frescor en el rostro y el olor a tierra mojada que desprenden sus árboles a primera hora de la mañana
EL FASCINANTE FENÓMENO QUE DEFINE A ESTOS BOSQUES
Las características fumarolas que distinguen a estos bosques son una forma de actividad geotérmica que se produce cuando el agua subterránea entra en contacto con rocas calientes y se convierte en vapor que se eleva hacia la superficie.
Además, es el hábitat natural de una de las poblaciones de osos más numerosas del país que a menudo se pueden observar en su entorno natural y aunque van a su ritmo es mejor mantener una distancia segura.
CADES COVE, TENNESSEE
Es una joya del Parque Nacional Great Smoky Mountains, en la frontera entre Tennessee y Carolina del Norte. Cades Cove es un valle que nos ofrece paisajes impresionantes, una gran variedad de vida silvestre y una rica historia cultural.
El valle en sí es una amplia extensión de tierras verdes y praderas rodeadas por colinas y montañas cubiertas de bosques salpicadas de granjas, que nos da la oportunidad de retroceder en el tiempo y aprender sobre la vida en las montañas a lo largo de la historia.
REMANENTES DE LA HISTORIA HUMANA
Cades Cove es un ejemplo de cómo las personas vivían en la zona antes de que se estableciera el parque nacional. En este lugar, se encuentran numerosas estructuras históricas tales como cabañas, iglesias, molinos y graneros, que representan la vida de los primeros colonos que poblaron la región.
El recorrido en coche por el sendero que rodea Cades Cove nos permitió rodear el valle y explorar el área con varias paradas para disfrutar de las vistas, la vida silvestre y las estructuras históricas.
LAUREN FALLS, TENNESSEE
Laurel Falls es una de las cascadas más populares en el parque debido a su accesibilidad y a su belleza escénica.
Se accede a ella a través del sendero conocido como el «Laurel Falls Trail» y se compone de dos niveles o caídas distintas.
La caída superior es la más alta y la que es visible de manera más prominente desde la pasarela elevada que conduce a la base de la cascada. La combinación del agua que fluye y la vegetación circundante crea una atmósfera refrescante y relajante.
CHEROKEE, CAROLINA DEL NORTE
Antes de retomar nuestra senda a la montaña tuvimos la oportunidad de hacer parada en la ciudad que es considerada la sede de la tribu Cherokee y de la reserva india del mismo nombre.
Un territorio autónomo reconocido por el Gobierno Federal y corazón de la nación Cherokee que ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse en la vida y costumbres de los nativos y donde los artesanos locales venden sus productos de maderas talladas y textiles tradicionales.
Todo rodeado de la espesa vegetación y de valles interminables que dominan la zona. Aquí iniciamos nuestra ruta por la Blue Ridge Parkway.
BLUE RIDGE PARKWAY, CAROLINA DEL NORTE Y VIRGINIA
Amigos, hago un alto aquí para reflexionar. Si tuviera que elegir una ruta para conducir sin duda sería esta.
Y no debo ser el único que piensa de este modo. Nos cruzamos con docenas y docenas de viajeros en autocaravanas y Harleys, disfrutando como nosotros de esta icónica carretera panorámica que recorre las montañas Blue Ridge, conectando el Parque Nacional Great Smoky Mountains en Carolina del Norte con el Parque Nacional Shenandoah en Virginia.
Esta ruta escénica y serpenteante nos regala impresionantes vistas panorámicas, oportunidades para explorar la naturaleza y una experiencia única al conducir a lo largo de las majestuosas montañas.
Salpicada de miradores para admirar la grandeza de sus cumbres, de sus valles fértiles y bosques de mil colores, y te sumerge en un dilema visual: no sabes si mirar a izquierda o derecha, pues todo el paisaje es de una belleza superlativa.
CHIMNEY ROCK STATE PARK, CAROLINA DEL NORTE
La característica más reconocible del parque es Chimney Rock en sí, una roca gigantesca con forma de chimenea que se alza a más de 300 metros sobre el valle.
El imponente pináculo ofrece vistas espectaculares de las montañas Blue Ridge y de los valles y bosques circundantes.
Si el día está despejado, incluso se pueden apreciar otras formaciones geológicas distantes.
CHIMNEY ROCK: RUTA ESCÉNICA HACIA LA NATURALEZA
Los senderos más populares son el «Hickory Nut Falls Trail«, que conduce a la base de la impresionante cascada de «Hickory Nut» y el «Exclamation Point Trail«, que lleva a los visitantes hasta el punto más alto de Chimney Rock y ofrece vistas panorámicas excepcionales. Su nombre lo dice todo.
Este parque se hizo famoso mundialmente por ser el lugar donde se rodaron algunas de las mejores escenas de la película “El último mohicano”.
Es la novela más popular del escritor norteamericano James Fenimore Cooper (1789-1851) que se ha adaptado varias veces para el cine, siendo la versión de 1992 dirigida Michael Mann y protagonizada por Daniel Day-Lewis la versión más popular.
Cerca de Chimney Rock, en las Great Balsam Mountains, están basados los hechos narrados en otra extraordinaria película, “Cold Mountain” (2003) dirigida por Anthony Minghella, pero en este caso no se rodó allí.
LINVILLE FALLS, CAROLINA DEL NORTE
La región montañosa de Carolina del Norte es conocida por su exuberante vegetación y sus paisajes panorámicos, y Linville Falls es un fiel exponente de ello.
EL RUGIDO CONSTANTE DE LAS BLUE RIDGE MOUNTAINS
Explorar este rincón mágico es como adentrarse en un cuento de hadas natural, donde el sonido del agua y la vista de las cascadas crean una atmósfera de tranquilidad y asombro, donde la naturaleza se despliega en todo su esplendor.
El corazón de Linville son sus cascadas, un ballet de agua que cae en etapas escalonadas y donde cada caída es más impresionante que la anterior.
La primera parada en este viaje visual es Upper Falls, donde el agua se precipita desde lo alto de un acantilado en una única y elegante caída.
Le sigue Plunge Basin Falls, donde el río ha esculpido una cuenca circular en la roca, creando un espectáculo hipnotizante.
La aventura continúa en Middle Falls, donde puedes ver de cerca cómo la corriente ha esculpido su camino a través de las piedras a lo largo de los años.
Y, finalmente, llegas a Lower Falls, una serie de pequeñas cascadas que fluyen con gracia entre el denso bosque, una imagen que contrasta el poder del agua con la serenidad del entorno.
Para explorar esta maravilla, te adentrarás en senderos que serpentean a través del bosque. Cada uno ofreciendo una perspectiva única de las cascadas y el cañón que conducen a miradores estratégicos donde poder capturar la grandeza de Linville Falls y sumergirte en la serenidad del paisaje.
Pero Linville Falls es más que una cascada. Es un lugar donde la naturaleza cobra vida en cada rincón, donde te sientes rodeado de la fragancia de los árboles.
Es un recordatorio de la belleza que la Tierra puede crear a lo largo de los siglos, un regalo para los amantes de la naturaleza y para todos los que buscan un escape hacia la majestuosidad de las montañas y los ríos.
GRANDFATHER MOUNTAIN STATE PARK, CAROLINA DEL NORTE
Unas pocas millas al norte de Linville se encuentra el Grandfather Mountain State Park, con una montaña con un perfil muy característico, compuesto principalmente de rocas de granito. Su punto más elevado alcanza los 1.900 metros.
SILENCIOSO RESPETO A LA NATURALEZA
Grandfather Mountain es más que una montaña. Es el testigo del paso del tiempo donde la erosión glacial y el movimiento tectónico a lo largo de millones de años le han dado forma y le confieren su aspecto imponente y escarpado.
Una de las atracciones más icónicas de Grandfather Mountain es el «Mile-High Swinging Bridge«, con una milla de altura, de ahí su nombre (1.600 m).
Este puente colgante nos ofrece impresionantes vistas panorámicas de las montañas vecinas, de los verdes valles a sus pies y de los bosques que lo rodean.
El puente es famoso por balancearse ligeramente con el viento y parece querer desafiar la gravedad.
Añadiendo nuestro toque cinéfilo nuevamente, recordemos una breve escena de la película Forrest Gump, (1994) dirigida por Robert Zemeckis. En ella nos muestra a su protagonista subiendo la carretera que conduce a Grandfather Mountain con un puñado de seguidores tras él y con las Blue Ridge Mountains de fondo al atardecer. Actualmente este punto se conoce como la “Forrest Gump Curve”.
CHARLOTTESVILLE, VIRGINIA
Continuamos nuestra travesía cruzando de estado, ahora adentrándonos en Virginia.
Charlottesville es una ciudad impregnada de encanto histórico, ofrece la experiencia única de sumergirse en el siglo XVIII al recorrer las reconstruidas edificaciones de la época, ahora transformadas en pubs, tabernas y restaurantes.
Estos lugares capturan la esencia de la historia, y además ofrecen la oportunidad de disfrutar la auténtica comida sureña y adquirir productos típicos de Virginia.
Entre sus atractivos, destacó la representativa Monticello , ubicada en las afueras de Charlottesville. Es la histórica mansión que fue residencia principal del tercer presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson, un ejemplo de arquitectura neoclásica estadounidense y muestra de la visión y el ingenio de Jefferson.
La ciudad también ha sido testigo de momentos difíciles, como los ocurridos en 2017 ante la propuesta de retirar la estatua del General Robert E. Lee, que luchó en la guerra civil de EE.UU en el bando de los Estados Confederados, favorables a la esclavitud y que originó una serie de incidentes en Charlottesville, aunque estas circunstancias ensombrecieron brevemente el panorama, no se puede ocultar la historia y la comunidad diversa que caracteriza a Charlottesville.
SHENANDOAH NATIONAL PARK, SKYLINE DRIVE, VIRGINIA
Adentrarse en el Parque Nacional de Shenandoah significa verse envuelto por la densidad de la vegetación
Vegetación que se despliega en una paleta de colores que van del verde más profundo al dorado más cálido.
Una masa de árboles y arbustos que parecen alzarse en una competencia silenciosa por tocar el cielo. Sus vastas extensiones boscosas son atravesadas por tierra, por arroyos de aguas cristalinas y por los rayos de sol, conformando paisajes de ensueño.
En la cima de las montañas, las vistas panorámicas son simplemente asombrosas: valles extendiéndose hasta el horizonte, salpicados de campos y bosques intercalados.
Las cascadas y ríos de aguas claras que se precipitan por las rocas crean escenas pintorescas que te invitan a la exploración y la contemplación de la naturaleza en su forma más pura y serena. Esta experiencia nos alimenta el alma y nos conecta con la naturaleza y su esencia más primitiva.
La arteria principal del Parque Nacional Shenandoah es el Skyline Drive, una serpenteante carretera de 170 km, que cruza el parque por las crestas montañosas de las montañas Blue Ridge, ofreciéndonos una perspectiva única y elevada de la belleza que se despliega a sus pies.
Al comenzar el recorrido por el Skyline Drive, se siente una inmediata sensación de escapada, de alejamiento del bullicio, con el pálpito de alcanzar horizontes que prometen un encuentro con lo sublime.
El aire se llena con aromas frescos y terrosos, una fragancia que se eleva de los bosques que flanquean la carretera. Los árboles, altos y majestuosos, se alinean a ambos lados, como guardianes centinelas de este corredor natural.
A medida que el camino serpentea más alto, las curvas y vueltas te regalan panoramas en constante cambio. A lo lejos, los picos ondulantes y las colinas parecen recortarse contra el cielo como siluetas caprichosas.
En días claros, la vista se extiende hasta donde alcanza la mirada, revelando valles en los que la vegetación forma mosaicos de tonos verdes y ocres.
Pero no es sólo la vista lo que cautiva, sino también los sonidos. El canto de los pájaros se convierte en una sinfonía que se mezcla con el murmullo de arroyos y cascadas a lo largo del camino.
Cada rincón del Parque Natural de Shenandoah parece estar imbuído de vida, una vida que se manifiesta en cada hoja, cada flor y cada criatura que encuentra su hogar en este rincón de Virginia.
Hubiéramos deseado llegar a la capital del país, Washington, que se encuentra a unos 160 km de distancia, pero el tiempo nos apremiaba y la ruta planificada nos exigía continuar. Dejar atrás la capital es un buen motivo para considerar regresar algún día.
NATURAL BRIDGE, VIRGINIA
El Natural Bridge es una maravilla geológica. Se trata de un arco de piedra caliza que se eleva sobre el río Cedar Creek y que se ha formado a lo largo de millones de años debido a la erosión del agua y la acción del viento.
EL ARTE DEL TIEMPO
El paso del tiempo y la acción del agua sobre la piedra porosa han construido cavidades y pasajes. La erosión ha esculpido detalles interesantes en las paredes del puente, creando una textura y patrones únicos en la roca.
La luz del sol se filtra a través del arco, creando un juego de luces y sombras que lo hace aún más hermoso.
Natural Bridge es una obra maestra de la naturaleza que durante siglos los nativos americanos ya consideraban lugar sagrado.
Posteriormente Thomas Jefferson (Virginia 1743 – Virginia 1826) compró un terreno de 157 acres que incluía al Natural Bridge y lo describió como «más sublime que cualquier cosa en la antigua Grecia o Roma». Protegió al puente de cualquier perjuicio y siempre estuvo disponible para la visita del público.
El Puente Natural se vendió en 1833 como parte de las propiedades de Jefferson.
Además de maravillarnos con la propia formación rocosa, pudimos explorar los alrededores, disfrutar de paseos por senderos naturales y cruzar el puente para obtener una vista única del río Cedar Creek.
Este viaje nos brindó otro ejemplo de cómo la naturaleza y los elementos pueden crear algo tan majestuoso con el paso del tiempo.
ADIÓS A LOS APALACHES
Antes de llegar a nuestro destino, Nashville, al tiempo que íbamos devorando millas, tuvimos la oportunidad de conocer cómo era la vida de los primeros habitantes de estas tierras en tiempos de la llegada de Colón a América.
Visitamos el poblado indio reconstruido de Wolf Creek, Virginia.
Los miembros de Wolf Creek Cherokee Tribe de Virginia, son guardianes de la rica cultura y patrimonio del pueblo Cherokee. Dedicados a la noble tarea de preservar la esencia de su herencia a través de la educación y de programas que conectan el pasado con el presente.
Los cherokees construían viviendas más sólidas debido ya que se asentaban por largo tiempo en comunidades, a diferencia de los tipis, las viviendas de las tribus de los indios de las llanuras, que debido a su continua migración sus viviendas eran de construcción sencilla y rápida.
Fuimos guiados a través de su herencia, revelando el proceso de fabricación de herramientas y armas, el arte del curtido de pieles y su habilidad en la artesanía.
Cada elemento de la naturaleza que empleaban se convertía en un medio para preservar y compartir la riqueza de su patrimonio aprovechando así los recursos de la naturaleza.
WEST VIRGINIA: ENTRE MONTAÑAS Y MÚSICA
A pocas millas de distancia, cruzamos la frontera del pequeño Estado de West Virginia, apodado “The Mountain State” y de una belleza paisajística y montañosa inigualables.
Este estado fue inmortalizado por el cantante y compositor John Denver (1943-1997) con la canción «Country Roads» (1971) que se convirtió como en un himno para el estado de West Virginia. La canción ha sido versionada en 20 idiomas y cuenta con más de 100 interpretaciones de diferentes artistas.
“Almost heaven, West Virginia, Blue Ridge Mountains, Shenandoah River, life is old there, older than the trees, younger than the mountains, growing like a breeze.
Country roads, take home, to the place I belong…«
John Denver
Y es cierto, porque lo vimos y lo vivimos.
NASHVILLE, TENNESSEE
Nashville, la capital del estado de Tennessee y meca de la industria de la música country. Nuestro lugar común favorito, donde hemos disfrutado de momentos inolvidables y que nos ha acercado a auténticas leyendas de este género musical que nos apasiona y al que siempre queremos volver. Pero eso, ya es otra historia que será contada más adelante.
RENDICIÓN ANTE LA NATURALEZA, LA TRADICIÓN Y LA CREATIVIDAD DE UNA REGIÓN APASIONADA
De este viaje nos llevamos el triunfo de la quietud, del silencio, de la observación templada de la naturaleza, de cómo hay que rendirse ante su belleza y a descubrir matices que nuestro día a día nos impide observar.
Hemos visitado una región en la que sus habitantes tienen una forma apasionada de expresión creativa, con fuertes vínculos con la tierra en la que nacieron y que lucha por mantener sus tradiciones culturales y su identidad al mismo tiempo que intenta adaptarse a la modernidad.
UN VIAJE TRANSFORMADOR
Me marcho de allí sintiendo que nos estamos perdiendo una parte muy importante de qué es la vida.
¿Cuándo fue la ultima vez que viste una puesta de sol en plena naturaleza? ¿Cuándo sentiste por última vez el sonido de la lluvia en el bosque o el olor a tierra mojada?
En la ciudad vamos de casa al coche, al metro, a la oficina, sin mirar siquiera el cielo y las nubes. No vemos ni sentimos la naturaleza. La tecnología nos hace creer que somos dioses y quizás el secreto de la felicidad sea pararse un momento y contemplar el mundo en el que estamos. Al fin y al cabo, si el sentido de la vida no es la felicidad, no sabría decir cuál es.
Agradecer de por vida a mis cuatro amigos que me acompañaron en esta inolvidable travesía por el profundo sur estadounidense.