WILD ATLANTIC WAY
COSTA OESTE IRLANDESA
Fotos: TRAVEL ROAD PARTNERS
La costa oeste irlandesa, con sus imponentes acantilados y escarpado litoral de 2.600 km. esculpido desde tiempo inmemorial por los embates del Atlántico Norte transmite una brutalidad sobrecogedora.
CONTRASTE ESTIVAL, ENTRE BRUMAS Y PRADERAS
Ese tiempo en apariencia desapacible, en verano resulta un alivio. Viniendo de los rigores veraniegos de la meseta castellana los 20 grados menos que indica el termómetro y esa brisa fresca que acaricia las verdes praderas de la costa oeste irlandesa y que devuelven el aliento perdido por la belleza del entorno.
Tras dejar atrás el sequedal, el cielo grisáceo me transmite sensaciones encontradas de tristeza y magnanimidad en esta tierra mágica tocada por los dioses.
Recorrimos seis de los nueve condados que comprende.
DONEGAL Co.
Fue uno de los condados del Ulster (Irlanda del Norte), y en 1922, como resultado del Tratado Anglo-Irlandés, Donegal quedó bajo la jurisdicción de la República de Irlanda, como un condado más integrado en su territorio.
Debido quizá a su denominación de «The Forgotten County» (el condado olvidado) por su ubicación remota, poco transitada y menos propicia a las visitas y al intercambio en todas sus vertientes (económica, social y cultural), es en el condado de Donegal donde se respira la auténtica cultura gaélica de amplia mayoría católica.
Atribuyendo un origen vikingo que se remonta al siglo XII, (debido a las incursiones de estos pueblos nórdicos), Donegal que en gaélico significa «el fuerte de los extranjeros» es uno de los lugares más asombrosos en la isla y exponente destacado de esa belleza natural tan característica en Irlanda.
Teelin, pueblo costero, con sus casitas diseminadas y sin apenas señales claras del vértigo propio de la vida moderna, nos sumerge en otro tiempo en el mismo momento en que se recorre a pie una de las vías que conecta a sus pocos vecinos.
En Teelin, en la práctica casi se habla sólo irlandés, no en vano, allí se encuentra la universidad Coláiste Aoidh Mhic Bhricne, que desempeña un papel importante en la promoción de la lengua irlandesa y la cultura gaélica en la región.
El primer contacto con la lengua gaélica la encontramos en los carteles presentes en las carreteras y las calles de los pueblos. Pero no fue el único. Surgía de las canciones tradicionales que escuchamos, libros escritos sobre las más diversas temáticas, rumores de conversaciones de jóvenes y mayores.
Y es que el gaélico en los condados del norte de Irlanda sigue siendo la lengua predominante, a diferencia del resto del país, en el que el gaélico ha cedido terreno frente al uso generalizado del inglés.
El gaélico procede de las tribus celtas y hasta el siglo XVI, en que Irlanda fue sometida a la autoridad inglesa, esta era la segunda lengua. Pero no ha desaparecido y aunque no está reconocido como idioma oficial, ni en la República de Irlanda ni en Irlanda del Norte, el gaélico sigue siendo una importante seña de identidad del pueblo Irlandés.
La música y el baile irlandés, en particular el «step dancing«, también es una parte importante de la cultura gaélica en Donegal.
Slieve League con 601 metros de caída hacia el mar, perfila la costa del condado de Donegal con la ayuda de las corrientes del océano.
En la región, se han encontrado evidencias arqueológicas de asentamientos prehistóricos, como tumbas megalíticas y arte rupestre, que se remontan a la Edad de Piedra y atestiguan la presencia humana antigua en el área.
Durante la época celta, esta zona habría sido parte de los territorios de los antiguos clanes que poblaron Irlanda.
Con la llegada del cristianismo a Irlanda, en los primeros siglos de nuestra era, se establecieron monasterios y lugares de ceremonial religioso en la zona y con posterioridad fortalezas y castillos medievales.
MAJESTUOSIDAD CENTENARIA
Me sumergí en la historia del castillo de Donegal, construido a principios del siglo XV.
Pasear por sus torres, pasillos y estancias imaginando cómo sería la vida en una de las mejores fortalezas que quedan en el norte de la isla, provocó que me abstrajera del presente en que vivía y los pensamientos que me ocupaban.
Se construyeron numerosos castillos y fortificaciones en Irlanda durante la época medieval como parte del sistema de defensa contra las incursiones vikingas y las luchas internas entre distintos clanes.
Las montañas de Donegal y el océano Atlántico se extienden frente a un castillo que ha sido testigo de sucesos incontables desde los tiempos presenciado siglos de acontecimientos, desde tiempos del final del medievo hasta nuestros días.
Desde finales del siglo XV, el castillo fue la residencia oficial de clan de los O´Donell, una de las más poderosas familias irlandesas, hasta que se produjo un desalojo brutal por parte de los ingleses y escoceses que se establecieron allí en 1609.
PASEO ENTRE RUINAS A ORILLAS DEL LAGO ENKE
Caminar entre las estructura que actualmente se conserva de la Abadía de Donegal, en un enclave espectacular a la orilla del lago Enke, permite que nos hagamos una idea una idea de la grandeza de la construcción envolviendo la experiencia de una atmósfera inquietante.
Fue un lugar de recogimiento franciscano fundado en 1474 bajo el mecenazgo de la familia O´Donell. A pesar de que sólo quedan en pie algunos muros de la abadía y un conjunto de tumbas de distintas edades, se siente el peso de una historia que se resiste a ser olvidada.
LEITRIM Co.
El condado de Leitrim es el menos poblado de Irlanda. Aunque en su mayoría es un condado interior, cuenta con una pequeña y espectacular costa, el visitante debe estar preparado para abrazar la soledad del mar y disfrutar de su compañía.
El Parke´s Castle, ubicado en un emplazamiento idílico a la orilla del Lough Gill, es un un ejemplo magnífico de la arquitectura irlandesa del siglo XVII.
MAGIA E HISTORIA FUSIONADAS EN UN RINCÓN LEGENDARIO
No es un simple castillo de gran valor histórico. En el se fusiona la realidad más prosaica con la magia más elevada en la que el lago navegable de Lough Gill, situado entre los condados de Sligo y Leitrim, ha acompañado desde el principio de los tiempos, en sus esperanzas y tribulaciones, a los moradores de estas tierras legendarias.
Las islas que se alzan en medio del lago, como «Innisfree», inspiraron a poetas y soñadores como Yeats para escribir una de sus obras más conocidas como es el poema «La isla del lago de Innisfree«.
Cada rincón de este lago, parece creado para transmitir la energía necesaria a los que vinieron después de él y vendrán en un futuro dispuestos a sublimar, por medio de creaciones artísticas su existencia y la de sus semejantes.
En el poema «The Stolen Child» de 1886, en el que Yeast se refiere a la cascada Glencar de Leitrim como «A las aguas y lo salvaje con una hada de la mano …», fusiona nuevamente lo natural y lo mitológico en un hermoso recurso muy presente a lo largo de toda su obra.
La versión musical interpretada aquí por la cantante canadiense Lorenna Mckennit, que con su piano y arpa ha popularizado los sonidos celtas, rinde un más que merecido tributo a Yeats.
En las letras de sus canciones, Lorenna narra ecos de poemas como el del irlandés, sumergiéndonos con la dulzura de su voz en cuentos y leyendas de los ancestros celtas y otros pueblos.
No hay un lugar que transpire por sus poros una calma y sosiego como la del condado de Leitrim, convirtiéndolo en uno de esos sitios ideales para huir del ruido y bullicio diario y en el que perderse para volver uno mismo a encontrarse.
Sólo pude abandonar este lugar aferrándome al consuelo de regresar algún día. Se abría ante nosotros un mundo de sorpresas que brinda un país como Irlanda a los viajeros ávidos de adentrarse en sus entrañas y que, por momentos resultaban tan escasos como aquella vez que recorrimos Sligo y Leitrim
SLIGO Co.
En Sligo pasó gran parte de su vida el poeta irlandés Willian B. Yeats (Irlanda 1865- Francia 1939). El místico dramaturgo dijo: «El lugar que realmente tuvo mayor influencia en mi vida fue Sligo».
LA MAGIA DE YEATS Y LA NATURALEZA IRLANDESA
Sligo también es la capital del condado del mismo nombre. Y fue en ese lugar del mundo (ciudad natal de su madre y escenario de un buen número de leyendas y relatos mitológicos) donde se inspiró para crear su obra, rodeado de naturaleza, un espectáculo de belleza diversa donde majestuosas montañas se encuentran con la serenidad de lagos cristalinos y la bravura del siempre presente mar en un entorno eminentemente rural.
Cada rincón de la ciudad recuerda al poeta y se rinde homenaje a su figura en varios eventos.
En 1923 recibió el premio Nobel de literatura, galardón que resultó de gran relevancia para aquella Irlanda que experimentaba un desarrollo y florecimiento en diversos ámbitos.
Sin duda Sligo es un referente en Irlanda y fuera de sus fronteras por el valioso legado literario que nos ha dejado un talento como Yeast, enterrado en el cementerio de Drumcliffe, a las afueras de Sligo.
SECRETOS NEOLÍTICOS DE IRLANDA
Los monumentos neolíticos de Sligo. Son construcciones funerarias prehistóricas que se remontan a miles de años atrás y que nos proporcionan información acerca de las creencias y tradiciones de las personas que vivieron aquí en el periodo Neolítico anteriores a la llegada de los celtas y de un valor cultural incuestionable, estas construcciones neolíticas son el ejemplo más visible de la existencia pasada de estas comunidades prehistóricas.
Las construcciones megalíticas ya existían en Irlanda mucho antes de la llegada de los celtas.
La presencia de tumbas neolíticas, bien documentada por la arqueología ha propiciado la investigación en forma de numerosos estudios científicos con la finalidad de comprender mejor el propósito significado y las razones para su construcción.
Es inevitable reflexionar en torno al misticismo que rodea a las tumbas neolíticas de Irlanda, si bien este aspecto es consustancial al carácter misterioso y enigmático con que han perdurado hasta nuestros días.
Estas construcciones sugieren no sólo un alto grado de conocimiento astronómico para la época, sino también una profunda conexión con la naturaleza y la importancia que en ella tenía en ciclo de las estaciones.
En la actualidad se llevan a cabo ritos espirituales que incorporan elementos de ese misticismo atemporal, visitando las tumbas y los lugares antiguos para entregarse a la meditación.
En definitiva, resulta valioso explorar estas tumbas por su valor histórico-arqueológico en sus dos vertientes cultural y espiritual.
MAYO Co.
El condado de Mayo, que destaca por lo escarpado de su impresionante paisaje costero.
Es uno de los claros exponentes que ha hecho de Irlanda un país de gran atractivo para el mundo del cine, sirviendo de escenario para recrear las historias más diversas, en una tierra de enorme riqueza cultural y patria de los antepasados de uno de los directores más geniales que ha dado el séptimo arte.
TRAS LAS HUELLAS DE JOHN FORD EN INNISFREE
Es por ello que al dirigirnos al pueblo de «Innisfree» (nombre imaginario para una localidad muy real llamada Cong), en la que se rodó la película «El Hombre Tranquilo» (1952) del maestro John Ford, no podíamos dejar de sentir una gran emoción.
En la película, al pueblo se le da en nombre de Innisfree en homenaje al célebre poema del escritor irlandés Yeats «La Isla del Lago de Innisfree» de 1888. La historia en la que se basa el argumento de la película que cautivó Ford, pertenece al escritor irlandés Maurice Walsh.
I will arise and go now, and go to Innisfree,
William Butler Yeats
And a small cabin build there, of clay and wattles made…
El desembarco de Hollywood en esta pequeña localidad de Cong supuso todo un acontecimiento en aquella época, ocupando varias páginas y cabeceras en un periódico local y colmando de entusiasmo a muchos de los moradores que se prestaron encantados a encarnar el papel de extras en el rodaje de la película.
La película rodada en Technicolor mostraba en todo su esplendor el colorido de los verdes campos y la sobriedad no exenta de magnetismo de las construcciones típicas de Irlanda, las casas de campo o «thatched roof cottages«, los pubs con sus omnipresentes cervezas «Guinness», y la iglesia como centro de toda actividad espiritual y algún otro escarceo más mundano.
No olvidaremos nunca lo radiante de aquel día, las tibias caricias con que el sol nos acompañó en nuestro paseo por el pueblo de Cong.
Deteniéndonos en cada esquina y edificio que nos resultaba familiar, como si hubiéramos hecho una incursión en el rodaje de John Ford y en cualquier momento fuéramos a cruzarnos con John Wayne y Maureen O´Hara o a ser partícipes de momentos como aquél en el que se dilucidaba la espinosa cuestión de la dote de Mary Kate Danaher.
Como lejanos viajeros llegados a un puerto por mucho tiempo anhelado, encontramos en la exclamación de «¡¡¡Homérico!!!» de Michaelenn Flynn, de otra de las secuencias de la película, un fiel reflejo de la experiencia que nos brindaba el recorrido despreocupado por todos los rincones y sus alrededores.
LA MÚSICA EN LA IDENTIDAD IRLANDESA
La música como elemento esencial de entretenimiento en Irlanda ha estado siempre presente en la celebración de cada acontecimiento.
Antiguamente las canciones eran interpretadas en gaélico por lo que, en tiempos más recientes, se acuñó la expresión «al viejo estilo», cuando se recurría a esta lengua en las composiciones musicales.
La tradición de la música en vivo tanto en la calle como en los pubs ha supuesto un caldo de cultivo propicio para que surgieran gran cantidad de talentos, no sólo de la música tradicional sino también el pop y el rock, como por ejemplo,The Dubliners, U2, The Cranberries, Sinéad O’Connor o Van Morrison, haciendo de los cantantes irlandeses embajadores de la música en todo el mundo.
Y casi 70 años después del rodaje de la película el escenario permanece inmutable.
Fotogramas de la película «El Hombre Tranquilo»
ENCANTOS OCULTOS EN EL BOSQUE DE CONG
Nos adentramos en el Cong Forest, (bosque de Cong) que parece haber quedado atrapado en una época pasada a la que se accediera al penetrar en el.
Tal es el sosiego reinante que transmite a todo el que se asoma a este mágico entorno natural.
Las abadías y monasterios irlandeses, reductos de espiritualidad, se presentan en la actualidad como un conjunto de tesoros que contribuyeron a forjar la historia de la isla.
Estas antiguas estructuras de piedra, levantadas en medio de paisajes verdes y misteriosos, son testigos mudos de siglos de oración, conocimiento y cultura.
Y a unos 2 Km se erigía la entrada al majestuoso Ashford Castle.
ASHFORD CASTLE: LAS MURALLAS DEL TIEMPO
Este formidable castillo de 800 años de antigüedad, hogar de la familia Guinness, a pesar de haber sido objeto de varias remodelaciones hasta convertirse en un hotel de lujo de cinco estrellas, no ha perdido un ápice de su esplendor medieval.
Al caminar por los jardines cuidadosamente diseñados y contemplar la majestuosidad de la estructura, uno no puede evitar sentirse transportado a un mundo de cuentos de hadas.
Cuando el sol se atreve a brillar, Irlanda se despierta en colores vibrantes, como si la misma naturaleza celebrara esa osadía.
Dentro del castillo, en los límites de su gruesa piel pétrea, una mezcla de opulencia y sobria elegancia se entrelazan en cada sala y rincón del mismo.
Chimeneas centenarias, pinturas y tapices testimonian la vida aristocrática que albergó en otro tiempo.
Transformado ya en un fastuoso hotel, ha alojado a personalidades del mundo del cine, la política y a los herederos de esa aristocracia de antaño, la realeza de hoy; y los terrenos en los que se asienta sirvieron como localizaciones exteriores en el rodaje de «El Hombre Tranquilo «
Continuamos nuestro viaje hacia Westport, un pueblo con un encanto especial que sus calles llenas de vida y color transmite a todo el que lo visita.
Ubicado en la escarpada costa del condado de Mayo, su situación contrasta con los con bosques frondosos que lo rodean al alejarnos del litoral, todo un pulmón verde en el que adentrarse bien a pie o en bicicleta, valiéndonos de la red de senderos que lo cruzan en varias direcciones.
Fue el lugar que eligió el escritor Javier Reverte para escribir su libro «Canta Irlanda». Una carta de amor a la isla esmeralda.
«Los viajes precisan de un impulso mítico, aunque esos impulsos sean más caseros y humildes que los de los tiempos de héroes (…) Si el impulso mítico se diluye, por pequeño que sea ese mito, el viaje se pierde. No obstante, a veces, el viaje va construyendo su propia mitología»
Javier Reverte
ATARDECER TEMPESTUOSO EN LA ISLA DE ACHILL
Cuando el día estaba llegando a su fin y mientras nos dirigíamos a la Isla de Achill, la climatología tan frecuentemente cambiante como por ello impredecible, nos mostró su cara menos amable, añadiendo más dramatismo a un paisaje de áspera belleza en apariencia invulnerable a la acción de los elementos que, como el viento del Atlántico, desplegaba en esos momentos toda su furia.
Resultaba inevitable pensar en los escasos pobladores que habitan ese entorno salvaje rural con privilegiadas vistas al océano, pero poco indicado para los débiles de espíritu.
En 2022 se estrenó la película «The Banshees of Inisherin», traducido por «Almas en pena de Inisherin» de Martin McDonagh y protagonizada por Colin Farrell y Brendan Gleeson.
REVIVIENDO RECUERDOS EN ACHILL
La película, rodada en parte en la Isla de Achill, me ha devuelto a los días (ya lejanos en el tiempo pero vívidamente grabados en nuestra memoria) en que visitamos este remoto lugar.
Una historia tan insólita que a nadie deja indiferente por adentrarse en aspectos controvertidos de la psicología humana como la narrada en la película, no podría haber elegido una mejor localización que la brindada por este rincón irlandés.
Escenas de la película «Almas en pena de Inisherin» (Fox, Disney)
En ella se escenifica de un modo magistral la crudeza de la existencia de unos personajes cuya vida social pareciera limitarse a la visita diaria al único pub del pueblo, la tristeza por no poder evitar las mismas conversaciones triviales y el deseo de sacudirse esa rutina asfixiante que aplasta a los personajes, que les lleva a provocar un conflicto (desembocará en la destrucción mutua) tan artificioso como incomprensible a la luz de la inercia vital a la que ninguno pudiera encontrarle un verdadero sentido. Personajes que viven atrapados en una tierra tan bella como inhóspita.
La Torre de Kildavnet es una casa torre típica irlandesa del siglo XV construida por el clan O´Malley.
La torre es conocida como el castillo de Grace O´Malley (1530-1603) la pelirroja «mujer pirata» descendiente de este clan, fue gran defensora de las causas irlandesas ante los ingleses y estableció fortalezas de este tipo en lugares estratégicos a lo largo de la costa.
LEYENDAS DE AVENTURAS
Grace O´Malley era hija de un noble irlandés perteneciente a uno de los clanes más importantes de la época, gozó de una esmerada educación que su alma aventurera desafió llevando a cabo una serie de hazañas que podrían calificarse de temerarias.
Ella deseaba participar de las aventuras que su padre vivía, lo que obligó a éste (con la finalidad de disuadirla en su voluntad de acompañarle) a inventar la historia de que su larga cabellera pelirroja se enredaría en los mástiles y las cuerdas de los barcos. En una demostración de intrepidez reaccionó cortándose su flamante melena, la cual con el paso del tiempo volvería a lucir.
GALWAY Co.
El condado de Galway es el más extenso de Irlanda, abarca una superficie comprendida entre las costas atlánticas y las montañas del Parque Nacional de Connemara.
HUMEDALES, OVEJAS Y LA MAGIA DE UN PAISAJE INFINITO
Las enormes planicies de Connemara que podrían calificarse de humedales por la presencia de agua subterránea a muy poca profundidad ofrecen pastos abundantes a los rebaños de ovejas que en estas tierras son mucho más numerosas que la población humana, lo que quizá contribuya a una sensación de encantamiento ayudada por la calidez de las suaves formas de su verde orografía en la que uno casi pudiera llegar a imaginar el fin del mundo.
Como no podría ser de otra forma, la cultura celta y las tradiciones irlandesas están profundamente arraigadas en todo el condado.
La música tradicional es un elemento esencial tanto en la vida cotidiana del morador permanente como del visitante ocasional, lo que vuelve inevitable encontrarse con actuaciones en vivo ya sea locales cerrados (pubs) y festivales al aire libre.
NATURALEZA SERENA EN KILLARY
Nuestra primera parada se produjo en el pequeño pueblo de Leenane, ubicado a orillas de un fiordo flanqueado por montañas y colinas de perfiles más o menos acentuados llamado Killary Harbour.
En este idílico emplazamiento encontramos el lugar perfecto en el que entrar en conexión con la naturaleza que nos rodeaba, el mar a un lado y el terreno ondulante a otro, las ovejas distribuidas a lo largo y ancho de lo que la vista nos permitía distinguir, campaban con total libertad ajenas a cualquier otra presencia distinta de la de las verdes ondas del paisaje circundante.
El amanecer de un día templado con su olor a tierra mojada y la paleta más variada y completa de verdes imaginada, lo que nos volvió una imagen inolvidable de una perfecta estampa irlandesa.
A poco más de 20 minutos, en plena región de Connemara y protegida por una espesa arboleda nos esperaba la Abadía de Kylemore.
LA EXCLUSIVA BELLEZA DE UN REFUGIO
Construida sobre un enclave natural privilegiado de una superficie aproximada de1.000 hectáreas la espesa vegetación que la rodea, a modo de inexpugnable muralla, la provee al mismo tiempo de un marco de incomparable belleza y de un más que probable aislamiento deseado por aquellos que buscan y pueden permitirse la intimidad que otorga lo exclusivo.
Dotada de un imponente jardín victoriano amurallado, no pudimos, según paseamos por él y contemplamos la delicadeza de su concepción, imaginar en su creación un origen distinto del que surge del sentimiento de amor más puro.
UN SUEÑO HECHO PIEDRA
A mediados del siglo XIX, el matrimonio inglés que formaban Margaret y Mitchell Henry visitaron la región de Connemara de la que Margaret quedó prendada. No por otro motivo en uno de sus paseos Margaret exclamó un deseo que no dejaba lugar a dudas: –Quiero una casa aquí – y Michell respondió construyendo un castillo.
Como si de un precioso cuento se tratara, vivieron felices durante 10 años en compañía de su 9 hijos, felicidad que se quebró abruptamente en1874 cuando Margaret falleció y poco después una de sus hijas la siguió en ese trágico destino.
La amargura se apoderó de la familia de un modo tan profundo que tomaron la decisión de abandonar Kylemore vendiendo el castillo a unos condes de Manchester para los que nunca tuvo el mismo valor (ni material ni sentimental) que los Henry le habían dado.
Los nuevos propietarios malograron su adquisición devaluándola gradualmente hasta llegar al extremo de jugárselo y perderlo en una partida de cartas. Desde 1920 es una abadía gestionada por monjas benedictinas.
Los restos de Margaret y Mitchell descansan en un suntuoso mausoleo junto a la iglesia de estilo neogótico adscrita la abadía.
ENTRE RUINAS Y SILENCIOS ETERNOS
El Monasterio Franciscano Ross Errilly (perteneciente a los siglos XIV y XV). Es uno de los tesoros mejor conservados de la arquitectura medieval irlandesa en el condado Galway.
A nuestra llegada, y con mucha menos presencia de vivos que de muertos, disfrutamos de la visita a este lugar, recorriendo la diferentes estancias inquietantemente vacías y los lugares de descanso eterno en este refugio espiritual.
El peso del paso del tiempo se palpaba, tanto en el plano material representado en el desgaste de las piedras que nos recordaba la fugacidad de la vida y las obras humanas, como en el inmaterial con la presencia incorpórea de la aquéllos que buscaron consuelo o un sentido a su vida en este lugar de Irlanda.
Es un monumento nacional de Irlanda y uno de los monasterios medievales mejor conservados del país.
UN TESORO EN EL ATLÁNTICO
El Castillo de Dunguaire construido en 1520 es uno de los castillos más icónicos de Irlanda, ayudado por una ubicación a orillas del mar de gran fuerza escénica.
En la actualidad, las cenas con motivos medievales que se organizan en el interior de sus muros permiten a sus comensales introducirse en «La Máquina del Tiempo» (1895) imaginada por H.G. Wells, y sumergirse en un pasado de tradiciones ancestrales, en la que los banquetes, operaban como refuerzo de las alianzas de interés y camaradería o precipitaban las enemistades más irreconciliables.
EL OSCURO CAPÍTULO DE LA HAMBURA IRLANDESA
La Gran Hambruna Irlandesa o An Gorta Mór en gaélico durante la década de 1840, produjo un impacto en el país de consecuencias devastadoras, si bien algunas zonas las sufrieron más que otras.
Una de las regiones más afectada del oeste de Irlanda, a la sazón uno de los territorios más perjudicado por los efectos de la hambruna, fue precisamente una parte importante del condado de Galway, el cual experimentó una elevada tasa de mortalidad (en torno a un millón de personas) y la inmigración forzosa de al menos otro millón.
La hambruna tuvo su origen en una plaga que arruinó los cultivos de la patata, el alimento principal de la población en ese tiempo.
Los campos proveedores del sustento básico se vieron dramáticamente diezmados en su producción por efecto de la plaga y esa ausencia de cosechas fue el detonante para que se desatara de forma incontenible el hambre y la miseria entre una gran mayoría de la población.
Es un capítulo especialmente triste y conmovedor en la historia reciente de Irlanda y que concita el mayor de los respetos a la hora de analizarlo puesto que marcó el devenir de muchos irlandeses que se vieron obligados a construir un futuro fuera de su país.
EL VÍNCULO CON TRADICIONES CENTENARIAS
Durante los dos últimos siglos, los irlandeses emigraron a Inglaterra, Estados Unidos y Australia en busca de una vida nueva y de las oportunidades que se les habían negado en su propio país.
La distancia con esos nuevos países de acogida no ha sido un obstáculo para que sus tradiciones y cultura se haya transmitido a las generaciones futuras, preservando un trocito de esa identidad que en espíritu escapó al conjunto de recuerdos que quedaron anclados a la isla.
A pesar de la notable transformación que ha experimentado Irlanda, un país próspero plenamente integrado en la Unión Europea, conserva unas tradiciones que no han sucumbido al empuje de la modernidad y del que, desde la misma elocuencia que según la leyenda otorga la piedra de Blarney, los irlandeses (allá donde estén) lo ensalzan para no olvidarlo jamás.
CLARE Co.
El condado de Clare, una tierra de ensueño, pasó a ocupar el primer puesto de mis preferencia en Irlanda el día que me asomé a sus murallas costeras.
TESOROS INCOMPARABLES DE LA COSTA OESTE IRLANDESA
Los acantilados de Moher, surgen del océano como gigantescos centinelas, apoyados uno junto a otro, como si formaran una fortaleza inexpugnable, incluso para el Atlántico más encrespado y furioso.
En esos día de agitación, las olas se encaraman a las paredes verticales en un rugido constante de desesperación, impotentes en sus intentos por no ser despedidas violentamente de vuelta hacia la inmensa masa verde azulada de la que partieron.
En los días de cierta calma, la atención se desvía hacia el rastro de musgo que tapiza la superficie de los imperturbables colosos. Y las olas, en otro momento feroces y tumultuosas, se muestran entonces sumisas en un anillo blanco que acaricia los cortados indomables.
Sin olvidarme de los acantilados del norte de España que perfilan las costas gallegas y asturianas, los acantilados de Moher me envolvieron en una agradable sensación de misterio que quizá emanara de la fuerza de su autenticidad.
Todo en ellos conduce al más puro asombro de cómo la naturaleza tiene la capacidad para maravillarnos de formas tan diferentes.
No me cabe duda de que el poder de atracción e intimidación que los acantilados de Moher ejercieron sobre mí, se imprimió en un corazón que ya no volvió a ser el mismo.
LA CAPITAL DE LA MÚSICA TRADICIONAL IRLANDESA
El pintoresco pueblo de Doolin en el que residen no más de 200 personas con sus solitarias y escasas calles como melancólicas viviendas, se encuentra tan sólo a 8 km de los acantilados de Moher.
Como si se tratara de los últimos pobladores que hubieran desafiado en esta tierra la supremacía de los acantilados, una atmósfera de engañosa tristeza parece cernirse sobre Doolin.
Engañosa porque cuando cae la noche, la música resuena en cada rincón del pueblo obrando una transformación mágica entre propios y extraños. No por otro motivo se conoce a Doolin como «la capital de la música tradicional irlandesa» y sus varios pubs con música en vivo de alta calidad amenizan a los visitantes que se acercan a él, al tiempo que avivan el espíritu de los locales que se debaten entre la realidad de una vida sin concesiones y la realidad majestuosa de los acantilados.
LA TORRE VIGÍA DEL CASTILLO DE BALLINALACKEN
El Castillo de Ballinalacken que se remonta al siglo XV, originalmente se construyó como una torre defensiva.
Está situado en una colina desde la que se divisa el paisaje escarpado de El Burren, una vasta extensión de terreno rocoso y desnudo que no podría ofrecer un contraste más acusado con la tradicional estampa de los campos verdes de Irlanda.
Pasamos la noche en el hotel que, ubicado junto al castillo parecía encontrarse bajo el influjo de su manto protector.
Un sentimiento de renovada excitación me embriagó al amanecer del día siguiente, alimentado por la oportunidad de haber pasado una noche en este paraje irlandés y la bienvenida que me ofrecía la suave calidez del sol que tímidamente se desperezaba sobre el mar.
SABORES Y CULTURA EN LOS CASTILLOS DE IRLANDA
Bunratty Castle que se encuentra del centro del pueblo del mismo nombre, data del siglo siglo XV y es uno de los castillos de estilo normando mejor preservados.
Al igual que en otros castillos repartidos por toda la geografía irlandesa, en el castillo de Bunratty se recrea el modo de vida medieval a través de un viaje que, desde sus facetas culturales más genéricas incursiona en un campo más particular como es el de la gastronomía, para que lo que en un día resultaba de exclusivo disfrute de la nobleza, en la actualidad pueda ser apreciado por todos.
Este mastodonte de piedra gris y madera en su interior se alzaba grandioso, reivindicando con el paso del tiempo, que la simplicidad en sus formas podía ser en sí misma la razón principal de su elegancia.
TRAVESÍA INOLVIDABLE
Explorar la pintoresca WILD ATLANTIC WAY (costa oeste irlandesa ) ha resultado una experiencia inolvidable y cargada de emociones, recorriendo la práctica totalidad de los condados a lo largo de una línea costera desde Donegal a Clare que a nadie puede dejar indiferente.
Sin embargo, a nuestro viaje por la COSTA OESTE IRLANDESA le quedan aún varias etapas por cubrir, los capítulos de Limerick, Kerry y Cork; como ese libro que esperara pacientemente su oportunidad para ser leído y despertar nuevas emociones.